martes, 1 de noviembre de 2011

"Don Juan Tenorio" de José Zorrilla, pecador con encanto...

Decíamos ayer...
En estas fechas de espectros, fantasmas y tales zarandajas, he decidido recuperar una obra con todo eso y más, pero de aquí, cañí y pecadora.
Porque pocos pecadores hay que puedan igualar a Don Juan Tenorio, de Sevilla. Espadachín, jugador, capaz de todo por seducir a una mujer, aunque sea la de su amigo, y si es en una apuesta, pues mejor.
Su padre le arregla un matrimonio con la virginal Doña Inés, que vive en un convento, pero su pureza no durará mucho teniendo a Don Juan cerca, pues entre engaños, la harán creer enamorada de un Don Juan ideal.
No quiero contar mucho más, pues esta es una obra de engaños, enredos, muerte, arrepentimientos y amor y quizá, redención...
Desde luego, Don Juan es un personaje como pocos, de los que no sabes si te gustan o no, pues nunca sabes si es sincero o no, incluso al final...

Que no asuste el lenguaje arcaico pues la obra se lee con facilidad, una vez que se te acostumbran los ojos al florido lenguaje.
La historia engancha como pocas, la verdad. Es comprensible que sea un clásico que ha perdurado en los escenarios durante un siglo y medio, y que las calles se vaciaran cuando la daban por la tele en uno de los maravillosos "Estudio 1" de TVE.

Yo me la apunto como tradición de Todos los Santos, junto con mi lectura habitual del "Monte de las Animas" de Gustavo Adolfo Bécquer.

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