sábado, 9 de octubre de 2010

"99 ataúdes" de David Wellington, vampiros en la Guerra Civil Americana

Decíamos ayer...
La segunda parte de la trilogía vampírica de David Wellington nos lleva a la famosa batalla de Gettysburg, la que decidió la Guerra Civil Americana.
La novela nos cuenta dos historias alternativamente.
Por un lado, en el presente, nos cuenta que unos arqueólogos han hallado cien ataúdes en una excavación en el campo de batalla de Gettysburg, 99 de ellos están ocupados y uno está vacío. El problema es que los ocupantes son vampiros.
Lo cual quiere decir que un vampiro anda suelto...
Laura Caxton será la encargada de pillarlo, ya que Arkeley quedó malherido en su batalla final contra los vampiros al final de la primera novela.
La sorpresa es que el vampiro quiere... ¿matar a Justinia Malvern, la "entrañable" vampira que ahora Arkeley protege y alimenta?
Por otro lado, en el pasado, mediante cartas  y diarios, asistimos a la explicación de la creación de ese ejército de 100 vampiros, quienes son y para qué fueron creados... y por quién.
La segunda batalla de Gettysburg está servida y el final es realmente sorprendente...

Sin tanta acción como la primera parte, al menos en la primera mitad de la novela, lo bueno de este libro es la parte de los diarios y testimonios de Alva Griest, es decir, el soldado de la Unión. La ambientación del siglo XIX, y la escenificación de la batalla de Gettysburg y de la Guerra Civil (a mí me gusta llamarla de Secesión, pero es que he visto muchas pelís antiguas, jejeje) están logradísimas, ya que el autor ha contado con la ayuda de especialistas en el tema que trabajan en el actual Parque de Gettysburg. Trata el tema con muchísimo cuidado, se nota que le gusta, y se agradece, teniendo en cuenta que se trata de una novela que, a priori, podría haberse ambientado con cuatro detalles tontos y punto.

Esperando ya la tercera y última parte "Vampiro cero" (este mes o el siguiente), que promete ser de traca, visto el final (no del todo impredecible, conociendo a Malvern...) sólo espero que el autor no desee alargar la trilogía innecesariamente, como sucede en ocasiones, solo por la pasta.

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