miércoles, 5 de mayo de 2010

"El Fuego", de Katherine Neville, si lo sé, no vengo



Decíamos ayer...

Si alguna vez el dicho "segundas partes nunca fueron buenas" tuvo sentido, aquí lo tiene, y de sobra.
Tras leer esta novela, me ha quedado una sensación de absurdo que jamás hubiera creído posible porque, hasta ahora, las novelas de esta autora me habían encantado. Pero aquí me he encontrado con una historia absurda, sin pies ni cabeza, poco creíble, difícil de seguir, en ocasiones rozando el ridículo total...
Con razón dice la protagonista contínuamente que no se entera de nada... ¡Ni yo!
Si en "El Ocho" nos encontrábamos con una novela bien ambientada, una historia absorvente y llena de acción y con unos personajes realmente atrayentes, aquí nos encontramos con:
-Vascos con txapela que bailan la ezpata-dantza (en realidad son derviches disfrazados y luchan así para salvarse de los malos!!!)
-Un cocinero vasco-francés que habla euskera-francés y viste alpargatas, txapela y fajín rojo mientras sermonea sobre ajedrez y la vida en general.
-Lord Byron asesinado!!??!!
-Olentzero (según la autora, todos los vascos sabemos que fue él el primero en ver a Jesús y no los Reyes Magos, en Euskadi nadie cree en esos impostores, rediós).
-Una lesbiana en patines que al final se enamora de un hombre (vasco, cómo no)
-Más cosas absurdas...
La historia en sí, ya lo digo, no tiene sentido, ni la contada en el presente ni la contada en el pasado, aunque eso sí, está bien ambientada (algo bueno tenía que tener), y las palabras en euskera están bien traducidas (que no es poco, visto lo visto).
Tenemos una historia de amor tan acelerada que pasa del odio al amor en una sola escena en dos personajes que se han visto una sola vez y que además eran enemigos, los malos no salen nunca, la protagonista pasa de no entender nada a comprenderlo todo como por arte de magia...
En serio... si era obligatorio hacer una segunda parte, ¿no podía haberla hecho bien? Curiosamente, el libro tiene buenas críticas, así que todo lo anterior no es más que una opinión personal, como siempre...
En definitiva, no merecía la pena perder el tiempo y hubiera preferido que la historia hubiera quedado tal y como estaba, pero como la propia autora dice, la editorial manda...

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